• ¿Cuáles son las principales causas de la inhibición de los niños, cómo detectarlas y cómo intervenir para superarlas?
Exige derecho a la no participación y, al mismo tiempo, ofrecer apoyos y ocasiones de que el niño juegue para sí delante de los demás sin ansia, sin el riesgo del juicio, fuera de toda noción de prueba o de ejercicio. Para intervenir y lograr que los niños superen la inhibición es necesario que se aliente el deseo que todos tienen de expresarse, es decir, provocar ese interés que logren potenciar su espontaneidad.
• ¿Cuáles son las principales limitaciones de la extraversión y cómo responder a este comportamiento de los niños?
Corresponde al animador atacar el histrionismo no con actitudes represivas, sino haciendo propuestas que conduzcan al compromiso individual, el riesgo personal y la concentración. Se debe introducir en los juegos elementos inhabituales, crear situaciones inesperadas que dificulten la reproducción y obliguen a inventar o utilizar técnicas de relajación, observación, etc.
• ¿Cómo evitar que los niños adopten formas estereotipadas de representación o sobrecarguen su actuación?
Hay que enseñarle a descubrir, paso a paso, todo lo que de inverosímil o de superfluo en su juego.
Para que el niño se exprese con seguridad, necesita estar preparado sobre el conocimiento y dominio del esquema corporal, expresión oral y corporal, dominio del espacio.
• ¿Por qué es importante que las actividades teatrales mantengan un equilibrio entre el juego y el desarrollo expresivo, entre el placer de la actividad y el perfeccionamiento de la misma?
Alentar la espontaneidad supone no olvidar las limitaciones expresivas de que parte el niño.
Es necesario vencer la pasividad, infundirles deseos de jugar y estimular en ellos planteamientos críticos. Hay que ofrecerles técnicas para la libertad como propugna Matilla y potenciar todas aquellas formas de creación que sirvan para espolear la imaginación infantil y su respuesta activa.
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